Sunday, August 06, 2006

Enojo

Ruido rojo
me pegas abrojos
revientas
me crispas la cresta
me aprietas los dientes
me trenzas
con el,
con vos, conmigo

a tu antojo me arrojo
no encuentro el cerrojo
me ciegas los ojos

y tiras las migas
me guías
a la casa mía
Como si tuviera un ojo
propenso a las basuritas
todo me turbe todo
todo me espante

llueve tanto últimamente
y todo termina
siendo gotitas que cantan
canciones que gustan
a los sapos

En una extraña posición
propia de las caídas súbitas
con la nariz pegada a la tierra
mientras moscas como satélites
vuelan alrededor de mi cabeza
lo miro
igual de verde que todos
y pienso:

CROACK

que querrá decir?
sólo una palabra. croack.listo.
cuánto más práctico para hablar bien,
y pronto.
con lo difícil que es
encontrar
las palabras justas

Tanto lo miro
tanto que
empiezo a perder
además mi forma
al mismo tiempo que el
se transforma en un ojo
y ya no se
si ese es su ojo
o es el mío,
por lo que decido cerrarlos.

Como luces que se van
apagando
dejo de oír
mosca por mosca

sólo por un instante
creo estar
en el fondo del mar

hasta que siento latir
su corazón
junto con el de todas
las moscas que se tragó

nos miramos un rato
yo ya sabía
lo que me iba a decir,
sólo que por ésta vez
lo entendí
me ayudo su gesto
y pensé:
¿faltara mucho para que me bese?

Saturday, August 05, 2006

por un embudo llegué
a esta mañana de caja registradora
a éste mar de sordos
en varón y en mujer
a ésta cara, en el espejo
la frente de colectivo

más abajo los ojos
para mirar afuera
las manos, a ver si me explico
una luz verde me abre la puerta:
el árbol
como ella a veces
cuando la miro desde acá...
si hubiera sido vos
no me hubiera gustado
estar ahí plantada

después por suerte las patas del gallo, despertándonos
antes que vengan y nos caigan
las luces malas, hermana.
caminar invisible prefiero
al dolor visible
de quedarme larga
y nunca corta

no hay crepúsculo que
por bien no venga
el sereno,
brillando en los pastizales
(pelos de punta de la tierra)

tu pelo de nube pasajera
las manos mudas, resecas
tu ombligo,
mirando para allá
sólo el silencio ocupa
tu lugar por ahora
sólo la estela me guardo
hasta que pueda

después
hay tiempo
hasta mañana
para ganar
esta pelea muda
de momia
y de miedo blanco
un sonido liquido me borra
mientras arriba cuchichean
los ratones con alas

la seda roza mi piel abierta.
una canción de estrellas y menta
enfilaba por la ventana
y tus palabras
con algo de bolsa de arena
quedaron sostenidas
colmando de presencia
el aire mío
buen augurio

por la ventana
las ramas del álamo
dirigen mi orquesta

la luz se posa
como un gorrión
sobre las hojas amarillas
que todavía quedan

un brillo silencioso
abre el aire

la chimenea dice cosas
pongo las manos en el fuego
las llamas son de terciopelo
La pava
se fue volando
(por suerte así
no se me quema la yerba)
la tarde pesa
se estira
regala manzanas

es buena,
me escurre y me cuelga
en el tender,
afuera
a secarme un poco

los frutos caídos
satélites varados
echan alas
vuelven a sus ramas

una brisa me atraviesa
como una flecha
que no tiene
donde clavarse
y no hiere
sólo por eso
a mi hermana Z

y así quedaba la tarde
entera
sin horizonte del que agarrarse
entonces te tirabas a descansar
sobre un cielo ancho,
tendido y bueno.
te dejabas ahí como una pauta (para los que miraban)
como una boya
pero al revés
pescabas palomas blancas y mensajeras
Fué el viento
el primero en decirlo
y las vacas, todas,
le dieron la espalda

las nubes
que parecían saber
¿adónde iban?
se arreglaban de pasada los rulos
mirando su reflejo
en la laguna pálida
Puente Gomez

Viento que amansa
tu silencio de roca
alto e inmóvil
como un mástil
frágil
silencio de bandera
deshilacha
mi alma como una vaca
pastando al otro lado del alambre
14/10/00

Flor de maceta
debajo de la planta
de mis pies

un buen día se partió
sola

provocó así
un obligado
aunque pintoresco trasplante
a una tierra en blanco
que recibía con los brazos
y las ventanas abiertas
de par en par
tierra
que las sombras
venían usando
como punto de encuentro
lugares comunes
frecuentados a la hora de la siesta
para sin darnos cuenta
haber descifrado lo invisible
colgados
cabeza abajo
de los frutales